domingo, 6 de mayo de 2012

En algún lugar de Nueva Jersey

6 de mayo: las llamaradas iluminaron Nueva Jersey el día que vino al mundo en el seno de una familia humilde Rubin Carter. Aún inconsciente de la suerte que el destino le reservaría llevándole desde el altar del ring a las rancias mazmorras del racismo, el Huracán nacía el mismo día de 1937 en el que otros, a unos pocos kilómetros, morían a causa de una de las mayores catástrofes de la historia aeronaval.

 
Accidente del dirigible Hindenburg
  
      El 4 de marzo de 1936 levantaba el vuelo el zeppelin LZ 129 Hindenburg, la aeronave más grande jamás construida con permiso de su gemelo, el LZ 130 Graf Zeppelin. El dirigible, que tomó su nombre de Paul von Hindenburg -presidente de la República de Weimar y antecesor de Hitler en el cargo-, era un monstruo volador de 245 metros de largo -longitud superior a tres Boeing 747-, capaz de surcar los aires alcanzando velocidades de hasta 135 km/h y de elevar consigo a un total de 133 personas. Con estas imponentes características, el dirigible se convirtió en uno de los símbolos del esplendor nazi de la época, llegando a sobrevolar la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Berlín presidida por el führer Adolf Hitler. El Hindenburg llevó a cabo con rotundo éxito 17 travesías a través del Atlántico antes de que algunas de sus propiedades se convirtieran en su particular talón de Aquiles. El uso de hidrógeno -debido a un embargo existente sobre el helio, gas menos inflamable- para su llenado y el de 'termita' -una mezcla de polvo de aluminio y óxido de hierro altamente inflamable- para su barnizado, derivaron en una conjunción fatal a pesar de la envoltura especial que los ingenieros diseñaron para evitar las chispas producidas por la electricidad estática.

     En la tarde de un día como hoy hace 75 años, el zeppelin Hindenburg se acercaba a la Estación Aeronaval de Lakehurst (Nueva Jersey) en medio de una tormenta eléctrica que propició la aparición de un destello de fuego de San Telmo en la popa. Éste se extendió por todo el dirigible consumiéndolo en menos de un minuto y consumando así una de las más impactantes catástrofes de la historia aeronaval, en la que, a pesar de todo, solo hubo que lamentar la muerte de 35 de las 97 personas que iban a bordo. El viaje, que había generado en torno a sí una amplia cobertura mediática -al tratarse de la primera travesía transatlántica para pasajeros que aterrizaba en suelo estadounidense aquel año-, se convertía ahora en un estremecedor accidente narrado en directo por la radio. Años después, insertada ya en el imaginario colectivo, la tragedia serviría además de imagen a la cultura moderna, convirtiéndose, por ejemplo, en la portada del álbum homónimo de Led Zeppelin y en la protagonista de varias películas y series. Las informaciones vertidas y las abundantes imágenes tomadas del siniestro alcanzaron una repercusión mundial que acabaron con la confianza que se tenía en este medio de transporte, convirtiéndose en el principio del fin de las aeronaves a las cuales Ferdinand von Zeppelin dio nombre.

Portada del LP homónimo de la banda británica Led Zeppelin (vía Palabras Chacales)

         A poco más de cien kilómetros de dónde sucedía la catástrofe, la fecha se señalaba por otro suceso muy diferente a ésta en Paterson (Nueva Jersey). Aquella ciudad que anteriormente vio nacer a personajes ilustres como el cómico Lou Costello -de Abbott & Costello-, el premio Nobel Frederick Reines o el poeta beat Allen Ginsberg, daba la bienvenida a Rubin Carter. La localidad conocida en el siglo XIX como Silk City -ciudad de la seda- había dado paso en la primera mitad del siglo XX a una de las poblaciones más racistas de todo Estados Unidos, como tristemente el pequeño Carter descubriría más tarde.

          A los 14 años Rubin Carter ingresó en un reformatorio por agredir a un hombre blanco que intentaba abusar de uno de sus amigos. En el correccional aprendió a sobrevivir entre la violencia y  los abusos hasta que se fugó a los 17 años para enrolarse en el ejército. Durante su periplo militar, comenzó una prometedora carrera como boxeador que le llevaría en poco tiempo a proclamarse campeón europeo de peso Welter. De vuelta a su Paterson natal, fue arrestado por el sargento Della Pesca -el mismo agente que lo interrogó, amenazó y humilló por ser negro cuando ingresó al reformatorio- para que terminara su condena, durante la cual aprovechó para entrenar duro y jurarse a sí mismo que no volvería nunca a prisión.

         Pronto empezó a recoger los frutos del entrenamiento en forma de victorias sobre el ring, además de continuar su interminable lucha con el racismo que también se hacía presente en su carrera pugilística. En 1964 -y con el título mundial de peso medio en juego-, el ya conocido como "Huracán" Carter propinó una clara paliza al campeón -y blanco- Joey Giardello pero, finalmente, y tras una larga deliberación, su oponente mantuvo la corona debido a causas evidentemente discriminatorias. Eso no fue todo lo que el racismo le tenía reservado al boxeador de Nueva Jersey: en 1966 -año en el cual Carter se postulaba como principal contendiente y favorito al título mundial de los medios- ocurriría un trágico suceso que quebrantaría su promesa de no retornar al presidio.

        En la madrugada del 17 de junio, dos individuos asesinaron en un bar de Paterson a tres personas y malherieron a otra mientras en otro establecimiento cercano Carter departía junto a su amigo John Artis. Cuando se encaminaban hacia casa, fueron detenidos en calidad de sospechosos debido a su parecido con la descripción dada de los asesinos: varones y negros. A pesar de ser exculpados por varios testigos, el sargento Della Pesca parecía determinado a involucrarlos en el crimen perpetrado aquella noche. Ese mismo año se celebró un juicio repleto de prejuicios raciales y pruebas manipuladas que desembocó en la condena de tres cadenas perpetuas para cada uno de los acusados.

Portada en la que se informa del fallo en contra de Carter y Artis en 1966 (vía Más que música)
         El Huracán regresó injustamente a la mazmorra a la que había jurado no volver. A pesar de su fama como boxeador, su condena fue encubierta premeditadamente por los medios, la policía y la conciencia racista del momento. Esto cambió radicalmente con la edición de su autobiografía "El decimosexto round. Del contendiente Nº 1 al 45472" en 1974 y especialmente con la inclusión del tema "Hurricane" en el LP Desire de 1976 de Bob Dylan -que se involucró personalmente en el caso-. La canción reivindica la inocencia de Rubin Carter señalando el carácter racista y la falta de pruebas concluyentes presentes en su juicio, además de inculpar directamente a los testigos Alfred Bello y Arthur Dexter Bradley como responsables del crimen atribuido a Carter y Artis. 

Bob Dylan en una visita a Rubin Carter (vía Despojos de la historia)
       Gracias a la enorme repercusión de "Hurricane", el caso llegó a la opinión pública provocando protestas masivas y un gran apoyo de la comunidad que desembocaron en la revisión del juicio en 1985. Durante el mismo, se aportaron evidencias que demostraron la inocencia de los acusados y revelaron que todo el proceso anterior estuvo salpicado por el  racismo, por lo que Carter y Artis fueron liberados de inmediato. Actualmente, Carter preside la fundación AIDWYC (Association in Defense of the Wrongly Convicted -o Asociación en defensa de los detenidos erróneamente-) ubicada en Toronto, con el fin de evitar  que se repitan historias tan amargas como la suya.    

Rubin "Hurricane" Carter
          Nunca sabremos qué podría haber sido de la industria del dirigible si el gigantesco Hindenburg no hubiera ardido aquel seis de mayo. Nunca sabremos si el contendiente número uno hubiera sido campeón del mundo -como cantaba Dylan-,  de no haber sido inculpado y encarcelado injustamente por el mero hecho de ser negro en un mundo de blancos... 

Como siempre os dejamos algunas recomendaciones:
  • Un tema para escuchar hoy: Hurricane (LP Desire, Bob Dylan, 1976) y Dazed and confused (LP Led Zeppelin, Led Zeppelin, 1969).
  • Unas películas para ver durante esta semana: Huracán Carter (Norman Jewison, 1999); Hindenburg (Robert Wise, 1975), nominada a tres Óscars; y El ángel azul (Josef von Sternberg, 1930), película que catapultó a la fama a la gran Marlene Dietrich, fallecida un día como hoy de hace veinte años.
  • Un título para tener siempre en cuenta: El decimosexto round. Del contendiente Nº 1 al 45472 (Rubin "Hurricane" Carter, 1974).

"No estoy en la cárcel por asesinato. Estoy en la cárcel porque soy un negro en Estados Unidos de América,dónde quiénes ostentan poder solo permitirían a un negro ser un bufón o ser un criminal", Rubin "Huracán" Carter

2 comentarios:

  1. ¡Buena entrada! No conocía toda la historia del "LZ 129 Hindenburg".

    Solo una apreciación. El sargento Della Pesca es ficticio, creado para la película The Hurricane. Aunque no se ha podido probar, porque Rubin Carter nunca lo confirmó, hay un parecido bastante razonable con un tal De Simone, jefe de la policía de Paterson en aquella época.

    ¡Un saludo canadiense Bernar!

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    1. Gracias por la apreciacion.
      Un abrazo desde el otro lado del charco.

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